Me encanta ir a notaría con la satisfacción de haber cumplido con las expectativas de mis clientes. Es la culminación del trabajo bien hecho. Me enorgullece decir que con muchos de ellos sigo manteniendo un contacto estrecho y especial. Aquí publico unas cuantas de esas visitas que guardo con cariño.
Este chalet situado en una prestigiosa urbanización privada ha sido uno de los procesos de venta que mayor satisfacción me han dado. Un precioso inmueble construido con el corazón y con los mejores materiales. Sé de buena tinta que hará muy felices a sus nuevos propietarios.
A veces, una venta puede complicarse sobremanera, sobre todo cuando ocurren acontecimientos que no puedes controlar. Sin embargo, la perseverancia y la profesionalidad logran sus frutos. Al final, este bonito piso situado en una estupenda zona de Madrid pudo ser vendido para la alegría de sus nuevos propietarios...
Tengo un grato recuerdo de esta foto porque fue una de mis primeras captaciones... y mi primera venta. Sólo tardé un par de meses en lograrlo. Un bonito piso en una urbanización cerrada con piscina y garaje... ¡No pude empezar mejor!
Antes ya he hablado de ventas complicadas, pero esta se lleva la palma: Suelo industrial y no residencial, obra nueva registrada hace décadas pero no escriturada, fallos garrafales de catastro, la mitad de la casa sin escriturar, ayuntamiento que lanza balones fuera... Aunque nos pareciese imposible, hubo final feliz. El día de notaría estábamos todos en una nube...
Chalet que llevaba a la venta un año por la propiedad y otro año en exclusiva por una inmobiliaria de la zona que apenas llevó clientes y que eran atendidos mayoritariamente por el propio propietario. Una vez finalizada dicha exclusiva, me puse a trabajar. Se lo vendí en 4 meses (además de cobrarle la mitad de honorarios que le hizo firmar la otra inmobiliaria).
Esta finca rústica llevaba más de un año a la venta sin éxito por la propiedad. Una vez que me encargué de su venta, batió todos los récords de visitas. Tuve que hacer varias puertas abiertas y al final se vendió sin negociarse ni un sólo euro. Fue una venta intensa, pero realmente inolvidable,
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